29 de agosto de 2012

La calle 13 viene conmigo

Los de atrás vienen conmigo, Calle 13
Por: Diego Andrés Aranda Estrada*


A comienzos de los años noventa recorría las calles del barrio Galán en busca de compañeros musicales con los cuales compartir los registros que me llegaban en casete desde el Mercado de las Pulgas. Siempre me mantuve circunscrito a los sonidos de la salsa, y como escucha de radio no existía programa alguno, de los muy escasos por aquellos años, que dejara sin sintonizar.

Una noche escuchaba una cinta que me grabara un viejo amigo coleccionista dejándome la difícil tarea de identificar las canciones que sonaban en los noventa minutos de aquel TDK naranja. Milagrosamente pude diferenciar algunas cosas de Cal Tjader, vibrafonista de renombre que falleció trágicamente en Filipinas, o Tito Rodríguez, ese legendario vocalista y timbalero que hizo historia enfrentándose a Tito Puente en sendos duelos de timbal que tuvieron lugar en el salón de baile Palladium de Nueva York. Pero hubo una canción que me llamó particularmente la atención porque me planteaba un gran reto para identificar tanto su título como su intérprete, cosa que hasta el sol que nos alumbra hoy en día no ha sido posible. Tal tonada decía en su letra: “A la calle 13 yo me voy”, y sonaba algo sobrerrevolucionada, tendencia habitual en la cultura del bailarín caleño para dar una velocidad vertiginosa a sus movimientos sobre la pista.

Rogelio "El Indio" Chávez
Sin embargo, tuvo que correr mucha agua debajo de los puentes del mundo para que me encontrara con esta letra, sólo que en otra onda, en una colección de porros, cumbias y gaitas. Su nombre: “La calle 13”, autoría de Rogelio “El Indio” Chávez y ejecutada en un delicioso porro por Pedro Laza y sus Pelayeros. En otra ocasión me encontré de nuevo con la dichosa canción, en tiempo de porro también, a cargo de la Sonora Cordobesa y entonada por un vocalista a quien llamaban “El Medio Turco” (no me imagino la cantidad de juegos de palabras que se pueden hacer hoy con el vocablo porro y el sobrenombre del cantante, pero el asunto es meramente musical, sólo que me adelanto a los graciosos, nunca se sabe). En verdad, me sonó muy parecida, casi igual, a la de Los Pelayeros, pero todo puede suceder en un país donde apenas nos estamos fijando en nuestros archivos sonoros. Juzgue usted.

Siempre me había preguntado a qué ciudad correspondía esta famosa calle 13 y el misterio aumentaba al haber oído la aún más misteriosa versión en salsa. Pues con ayuda de la tecnología me encontré con la biografía de su autor, y el mismo “Indio” Chávez cuenta: [la] grabé con la Sonora Cordobesa. “La calle 13" la compuse en honor a una avenida de Montería llamada en ese entonces 13, pero ahora se le conoce como la calle 131. La canción es la misma en las tres versiones que he escuchado, y así la toque cualquier músico de Montería o Nueva York, termina por evocar esta vía.
Avenida calle 13 con Avenida Américas,
Bogotá - Colombia

En nuestra siempre cambiante Bogotá la calle 13 se desliza desde la carrera Primera, pasa por el Centro Cultural Gabriel García Márquez, saluda a la Universidad Autónoma y a la Gran Colombia, pasa la carrera Séptima como quien no quiere la cosa y se envolata en la Décima. Por un artilugio catastral vuelve a aparecer como continuidad de la Avenida Jiménez de Quesada, en el punto donde culmina el homenaje de Rogelio Salmona al extinto Río Vicachá, rebautizado San Francisco por los colonizadores españoles, y donde tiene lugar una intrépida curva por la cual los buses articulados de Transmilenio buscan amenazantes el occidente capitalino. A esta altura de la cabalística vía usted puede encontrar toda suerte de fabricantes de bicicletas, la Estación del Tren de la Sabana y el Instituto Técnico Central La Salle, donde grabaron la serie Décimo Grado entre 1985 y 1989, que narraba las peripecias de Merizalde, Varela, don Asmodeo, don Rafael y otros. Sigue esta ruta plagada de fábricas hasta llegar a la intersección con la carrera 38, la que va a San Andresito, y finalmente se bifurca para dar paso al complejo arquitectónico vial de Puente Aranda. Pero esta arteria no ha inspirado ninguna canción, tal vez porque se aleja del mítico Centro Histórico o porque no reviste interés turístico.

Pero la música no se detiene. En Colombia y Puerto Rico se ha visto un mar de evoluciones sonoras desde esos tiempos de los noventa hacia acá; pasando por Carlos Vives y Cabas, se ha ramificado en dos grandes vertientes. Por un lado hacia el sonido de la afortunada anarquía de Asdrúbal, La Mojarra Eléctrica, Puerto Candelaria o Velandia y La Tigra, y por otro lado, un poco más comercial y facilista, hacia el tropipop. En el caso boricua hay que tener en cuenta cierta desviación de la salsa hacia híbridos de carácter urbano, como el reggaetón, al cual no le hallo el reggae por ningún lado pero sí me recuerda los compases repetitivos del meneíto, mezclados con un acento popular urbano de sello puertorriqueño heredado del rap, cuyas letras transmiten explícita sexualidad en unos casos y en otros realidades del barrio, la esquina y por qué no, de la sociedad.

Calle 13 en Buenos Aires
Aquí me detengo, en un punto de encrucijada de caminos en el que no sé por cuál decidirme. Hay cierto grupo que se ubicó en primera instancia como reggaetonero pero desde un principio se me antojó sabrosamente diferente. Calle 13 –sí, vuelve y juega la bendita calle– es un grupo que no se puede encasillar como reggaetón. Es más, a veces ni parece grupo sino dúo, conformado por René Pérez Joglar, apodado “Residente”, y su hermanastro Eduardo Cabra, quien recibe el sobrenombre de “Visitante”. El porqué del nombre siempre me llamó la atención, porque calles 13 hay en muchas ciudades del mundo, y a decir verdad no creo en coincidencias, en lo casual, mas sí en lo causal. ¿Fundaron la vaina en una calle que daría nombre a la banda como lo hizo la orquesta de salsa bogotana La 33? ¿Grabaron en un estudio de la calle 13, como Fernando Trueba filmó a varios jazzistas en la calle 54 de los estudios Sony? ¿Vivieron en alguna calle 13, en Puertorro, como yo viví en la calle 2B?

De las tres sugerencias la tercera es la vencida. Efectivamente, mi socio, René Pérez vivía en una casa ubicada en la calle 13 del barrio Trujillo Alto, en San Juan de Puerto Rico, y los apodos de los hermanastros derivan de la manera como debían identificarse para ingresar al conjunto residencial. Dicen que sus influencias musicales fueron Vico C, Tego Calderón y Julio Voltio, pero yo creo que en el proceso se han untado un poco de Ismael Rivera, Rubén Blades, Celso Piña, Totó la Momposina, Mercedes Sosa y hasta Robi Draco. De Maelo han heredado el soneo en retaíla, de Blades el argumento social efectivo, de Sosa la identidad latinoamericana, de Draco un poco de tinte negro en algunas letras que no se sitúa en lo depresivo sino en el carácter que denota su autenticidad.

Calle 13, Calle 13
Entonces, sospecho que no se debe decir que pertenecen al circuito del reggaetón exclusivamente. Si bien es cierto que esta fiebre de moda musical les sirvió de tarima de reconocimiento, han recorrido Latinoamérica entera y de cada país han tomado aires para acompasar sus mensajes sin perder la esencia, el tumbao, el toque, el sello. Hay que recordar que su primer disparo fue “Querido FBI, pero tuvieron renombre, por lo menos en nuestra comarca, por la lírica seductora –para los mercados del estupro– de “Atreve-te-te”. En la primera denunciaban la muerte de Filiberto Ojeda, machetero asesinado “presuntamente” por agentes de la secreta de los EE. UU., y la sacaron un día después de los hechos. La letra fue objetada por “inducir a la violencia” contra ese país, pero ciertamente fue una reacción lógicamente airada ante el lamentable suceso. La segunda es una de esas picarescas descarnadas como para rumbear a la que la industria de las modas asignó la etiqueta de reggaetón cuando en realidad, si se para oreja, se trata de una cumbia con letra en jerga puertorriqueña. Y es que hay que tener un diccionario de puertorriqueñismos para reconocer mucho de lo que dicen en sus letras.

Precisamente en cuanto a temáticas el mensaje de Calle 13 siempre se fue por dos tendencias de contenido efectivas: una, la que se muestra con testimonio escueto, sin tapujos y claramente directo, las intenciones humanas en su interrelación con la mujer, el vecino, el amigo o el enemigo; otra, la social, que con igual desparpajo y honestidad, relata en un lenguaje simple el hecho, la leyenda, la crónica y la denuncia.

Indudablemente, todas las colaboraciones del grupo de René y Eduardo con diferentes artistas se han convertido en un afortunado espectro de posibilidades que les ha garantizado llegar a otros públicos a los cuales seguramente les suena extrañamente familiar lo que dicen. Esta distancia del encasillamiento les ha permitido mutar libremente a diversas manifestaciones sonoras de la mano de artistas tan variados como Nelly Furtado, Bajofondo Tango Club y Panasuyo, Alejandro Sanz, Café Tacuba y Orishas.

Calle 13 y Rubén Blades
Para Calle 13, Rubén Blades ha sido una categórica influencia. El concepto de eliminar las fronteras (“Pa’l Norte), las alusiones a Estados Unidos con la metáfora del tiburón y el deseo de ser enterrado de pie o “parao” (“Querido FBI”), hacen parte de la lírica que el panameño ha empleado en sus letras. Esta filia llega a su punto máximo cuando se juntan con él para hacer una canción dedicada al barrio puertorriqueño La Perla. Aquí entra tangencialmente otro artista salsero, boricua también, Ismael Rivera, quien ya le había cantado a este mismo sector de San Juan en otra canción del autor Tite Curet Alonso llamada de igual manera, simplemente “La Perla”. Lo especial de esa curiosidad no es sólo el hecho de que le cantan al mismo barrio y de que existe un estilo similar entre el soneo de Rivera y el rapeo de Residente, sino también el parecido físico de los dos, que es algo a tener en cuenta. Además, ambos músicos han tenido que ver con Rubén Blades, pues el panameño vivió como inmigrante ilegal durante un tiempo en la casa de “Maelo”, en Nueva York, y Blades, como ya se ha dicho, es una influencia para los Calle 13. Es más, existe un testimonio visual donde se documenta una charla que tuvo lugar en casa del mismo Rubén. Las influencias y las relaciones se hacen evidentes durante el soneo incluido en el tema grabado en conjunto con ellos; recuerda Blades que “El hombre bueno no teme a la oscuridad”, fragmento de “Mi negrita me espera”, canción de Ismael Rivera, y luego hace una alusión directa en el verso rapeado:
y sobre el horizonte
veo una nube viajera
dibujando la cara
del gran Maelo Rivera

La Perla, San Juan Bautista- Puerto Rico
Considero útil revisar algunos videos para más claridad en este asunto: Calle 13 en elprograma El show de Rubén Blades; “La Perla”, Calle 13; Making ofVideo La Perla, Entrevista a Residente y Visitante; “La Perla”, Ismael Rivera.

Calle 13 no es reggaetón, no es cumbia, no es salsa ni batucada, no es samba ni norteña, no viene siendo rap ni tampoco tango, no es rock ni es candombe, es todo esto a la vez según la necesidad del oyente. No hay rótulos en su identidad musical y no hay concesiones para nadie. El carácter es su carta de presentación, su habilidad con la palabra es su atractivo y su propuesta de eliminar fronteras, si se suprimen los sesgos rítmicos, es algo que rompe todo esquema y legitima los significados de sus contenidos.

Cuando vaya por la calle 13 de su ciudad revise lo que alumbra el sol y lo que no. En algún punto encontrará un residente y un visitante diciéndole cosas a su mente y a su alma. La crónica hecha verso, coloquial o elaborado, pero honesto. Me gusta Calle 13 porque me dice cosas que mi salsa estableció hace tiempo, mostrándome una idea musical propositiva, diversa, diferente, pero jamás desconocida.

No me siento representado afuera de este país por delegaciones políticas ni por futbolistas que sólo juegan en clubes de grandes bolsas financieras, mas sí por los deportistas poco publicitados pero que nos dejan bien parados en escenarios del exterior. Y me siento mejor representado por los artistas reales, los que dicen la verdad de nuestra tierra en mensajes cantados. Me siento emocionado cuando veo a mi amada Totó la Momposina al lado de estos dos seres cada vez más universales. Para estos cantantes mis aplausos, para los políticos, las camisetas que usó Residente en los premios MTV de 2009. Vámonos caminando, vámonos dibujando el camino. Latinoamérica no se vende.

(1) http://monteriasiglo20.tripod.com/indio_chavez.html


*Comunicador Social y Periodista de la Fundación Universitaria IMPAHU.
Correo electrónico: diegoaranda3000@yahoo.com
Páginas personales: Afroantillas. Que viva la música y Barrio Latino (Salsa Global).

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